martes, 11 de noviembre de 2008

Juan Salvador Gaviota

No se me olvidarán aquellas tardes en las que el clima nos trataba bien y nos permitía reunirnos sobre la pequeña loma que lindaba con el colegio. Tirados sobre la hierba, haciendo una especie de círculo, comenzábamos a oir la voz de Teo leyendo las páginas de un libro. Aquel libro era Juan Salvador Gaviota.
Recuerdo que se hacía un silencio inusual para un montón de adolescentes y que, poco a poco, nos íbamos sumergiendo en el texto y viviendo una mágica historia de una gaviota que luchaba por superarse, por volar.
Qué fastidio cuando se interrumpía el texto porque teníamos que ir a realizar otros quehaceres, pero, en fin, al día siguiente podríamos disfrutar de otro trozito de aquella bonita historia.

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