miércoles, 10 de octubre de 2012

Fiesta Hno JuanImprimirE-mail
Como todos los años, el día 9 de octubre, los guanelianos de la Provincia Ntra. Sra. de Guadalupe celebramos nuestra fiesta particular recordando el Hno. Juan.
Su recuerdo nos ayuda a tener presente esta figura silenciosa, obediente, entregada a Dios por completo y a los hermanos; nos ayuda a ser conscientes que la santidad es cosas de todos.
A continuación os ofrecemos algunos materiales que os ayuden a vivir más profundamente esta fiesta. 

ORACIÓN
Te damos gracias, Santísima Trinidad,
por haber dado a la Iglesia,
como gran ejemplo de vida cristiana,
al Siervo de la Caridad, el Hermano Juan Vaccari.
Te rogamos que nos concedas,
Bienaventurada Trinidad,
el don de permanecer siempre
arraigados en la Fe, la Esperanza y el Amor,
y de orientar todos nuestros deseos
hacia los Bienes Eternos,
para que podamos alcanzar
la sabiduría del corazón.
Concédenos la alegría
de amar a todos sin reservas;
por intercesión del Hermano Juan Vaccari,
concédenos la gracia…
que con humilde confianza te pedimos
y haz que pueda ser reconocido entre los Beatos del Cielo.
Gloria al Padre…
(Aprobada en Verona 25 marzo 2011 por Mons. Mario Masina)

Breve biografía

El Hermano Juan Vaccari nace en Sanguinetto, Italia, el 5 de junio de 1913 en el seno de una familia numerosa (15 hijos) de humildes labradores, donde vio los primeros ejemplos de una vida llena de fe y amor a Dios y al prójimo.
Su recorrido vocacional no fue un camino de rosas: se sentía llamado a ser sacerdote pero se encontró con la barrera del estudio y tuvo que dejar el seminario y, aunque hubo  otros intentos, el fracaso y la desilusión le acompañaron. Llegó a sentir afecto por una joven mujer ejemplar pero el deseo de algo distinto seguía rondando en su interior y le pedía con confianza a la “Mamá del cielo” luz para comprender su camino.
Al atardecer del 20 de octubre de 1933, Juan entra a formar parte de la familia religiosa de los Siervos de la Caridad, fundada por el sacerdote San Luis Guanella, siempre con la intención de ser sacerdote. Al fracasar de nuevo en los estudios, le sugirieron que se quedara como Hermano. “¡Sólo el Señor sabe cuánto sufrí! Y aquella Navidad la pasé con una firme decisión: regresar a casa”. Al volver para despedirse un sacerdote le espetó: ¿Y si al salir perdieses tu alma? Hubo una pausa de silencio, luego tan solo: “Entonces me quedo”. Y de ahí a la cocina donde pasó 16 años entre los pucheros y los malabares de la Providencia en medio de los difíciles años de escasez provocados por la segunda guerra mundial. Hizo su profesión perpetua en septiembre de 1939  destacando por su piedad sencilla e intensa, su espíritu de sacrificio, su humildad y obediencia, y especialmente su caridad, paciencia y bondad para todos.
Y de la modesta cocina de Barza  a los magníficos salones  del Palacio de la Cancillería al servicio durante 12 años del Cardenal Clemente Micara, vicario del Papa Pío XII para la ciudad de Roma. Etapa no fácil, aunque nunca hubo un lamento o un comentario hiriente, que sí algunas lágrimas.
El 15 de octubre de 1965 pone rumbo a España,  precisamente a Aguilar de Campoo (Palencia), donde transcurre los últimos 6 años de su vida trabajando incansablemente en la pastoral vocacional y otras miles ocupaciones. “En el paraíso tendremos tiempo para descansar”, solía decir. Y pronto el Señor le llamaría al descanso eterno: moría el 9 de octubre del 1971, a los 58 años, en un accidente de tráfico. En el elogio fúnebre el párroco de Aguilar, interpretando el sentir de todos, decía: ¡Ha muerto un santo!


Pensamientos de su diario espiritual:

“Todo pasa, nada me atrae de las cosas de este mundo”.
“¡Qué dulce y consolador es  pensar en la hermana  muerte”
“¡Oh María, enamórame de ti… enamórame de la Eucaristía… enamórame de la oración… ayúdame a ser humilde y sencillo y enamórame de la caridad!”.
“¡Oh Mamá, ayúdame a vivir de oración!”
“¡Haced, oh Mamá, que me done con alegría a todos, también cuando me cuesta!”
“¡Haced, oh María, que sea un digno Siervo de la Caridad, humilde, paciente, caritativo, obediente!”.
“Oh Jesús eucarístico, sed mi atracción y con esta fe en ti podré amarte más y hacer que te amen más.  Que mi descanso consista en estar contigo”… “Oh María, Madre mía, después que a Dios, todo te lo debo a ti”… “Oh San José, que me asemeje a ti, sobre todo en la humildad; ayúdame a hacerme santo a través de la caridad, a vivir una intensa vida interior”.
“Tengo ante mí el horizonte sin confines del mar y siento dentro de mí el amor infinito de Dios y la infinita maternidad de María Santísima. Ambos sentimientos me conduzcan a una confidencia inmensa, confianza y abandono”.
“Os agradezco, Dios mío, que las cosas no vayan como yo quiero”.
“Te encomiendo, oh San José, esta nueva obra en España. Recuerda que es tu casa y por eso asístenos a todos, aléjanos de toda culpa, aumenta en santidad y número las vocaciones”.
“Siento que necesito silencio y en Barza hay tanto, tanto. Habladme al corazón, oh Jesús mío, en estos días que estoy alejado del bullicio. Haced, oh Mamá que se imprima claramente en mí la convicción de la presencia de Dios.
Ángeles y santos del Paraíso, Don Luis, Padre mío, ayudadme y bendecid a todos los superiores, seminaristas, hermanos, hermanas y demás miembros de esta Casa mía, siempre tan querida.
"Callar sobre sí mismo es humildad;
callar sobre los defectos de los demás es caridad;
callar palabras inútiles es penitencia;
callar a tiempo y lugar es prudencia;
callar en las cruces es heroísmo".
Oh María, ayudadme a poner en práctica estas máximas. Oh Virgen fiel, rogad por mí”

Testamento espiritual

¡Señor mío y Dios mío! Como si hubiese llegado mi última hora, me postro humillado y arrepentido a sus pies Crucificado, oh mi Jesús Salvador. Detesto todas las ofensas de ingratitud, las faltas de correspondencia a todas las gracias.
Pido perdón a todos aquellos que de alguna manera haya ofendido, ya sea Superiores, Cohermanos y también a todos los de mi pueblo y a los parientes seculares con los cuales haya tenido algún tipo de relación.
Pido perdón a cualquiera que haya dado mal ejemplo, y lo pido también del período que viví al lado de mi Cardenal.
Pido perdón, oh mi Dios, por no haber cumplido siempre los consejos de mis Padre Confesores y Directores Espirituales.
En una palabra, oh Jesús mío, vació el saco entero de mis miserias en vuestro Santísimo Corazón, para que las queméis. Confío únicamente en vuestra infinita misericordia.
Oh mi Señor, os doy las gracias, en nombre de Vuestra Madre y Madre Mía, María, por cada gracia recibida, sobre todo por haberme llamado a la fe y a la vida religiosa. Por cada gracia de orden espiritual y físico os aseguro mi inmenso reconocimiento e invito a que todos los santos y los ángeles del cielo y las criaturas os alaben.
Deseo morir en la Santa Iglesia, católica, apostólica, romana.
Deseo morir en la Congregación de los Siervos de la Caridad y os agradezco de nuevo, oh  mi Dios, por haber escogido como Fundador de mi querida Congregación al Siervo de la Caridad, el Beato Luis Guanella.
Oh María, mi Mamá santísima, después que a Dios, todo lo debo a vos. Gracias, oh Mamá, me recomiendo a Vos ahora para luego, para que estéis cerca de mí y alejéis el espíritu maligno. Deseo morir acompañado por todos los Sacramentos, pero acepto cualquier tipo de muerte que Dios quiera de mí.
Que muera, Oh mi mamá, María, invocando los santos nombres de Jesús, María, José.
Las cosas que me pertenecen se distribuyan a los queridos hermanos coadjutores y si tuviese algo de dinero sean celebradas tres Santas Misas y lo demás sirva para aliviar y comprar caramelos a nuestros queridos “Buenos Hijos”.
De todo, Deo gratias et Mariae.
Ver video del Hermano Juan en Aguilar de Campoo.
Son imágenes de los primeros momentos de la presencia guaneliana en Aguilar (juego de la piñata). Luego pasa ya al patio del Colegio San José donde juega con los chicos. Inauguración de la estatua de San José, traída desde Italia. Se le ve haciendo tareas en el campo, con el Hermano Tomás También hay imágenes del Hermano Pedro (hermano carnal del Hno Juan) que visitó el Colegio San José dos años después. Y por último el traslado de los restos mortales a Italia.


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